HISTORIA DEL OFICIO DE RESTAURADOR "EL ARTE DE CONSERVAR"

Un restaurador de objetos que tiene como objetivo general preservar y mejorar la condición de un objeto, sea este de arte, de interés histórico o cultural, o simplemente de valor personal. Esto implica examinar el estado del objeto, identificar los daños, y luego implementar tratamientos para estabilizarlo, reparar los daños y, en algunos casos, restaurar su aspecto original o su funcionalidad.

Entonces, si nos basamos en lo anterior, podemos considerar que los restauradores tiene sus raíces en la necesidad humana de preservar lo valioso: la memoria, la belleza, la identidad y el legado cultural. A lo largo del tiempo, el arte de conservar ha evolucionado desde prácticas empíricas y simbólicas hasta convertirse en una disciplina científica y artística altamente especializada.

En civilizaciones como Egipto, Mesopotamia, China y Grecia, ya existían prácticas de mantenimiento y reparación de templos, esculturas, papiros y objetos rituales, aunque no con fines museísticos, sino funcionales o religiosos. Los romanos, por ejemplo, copiaban y reparaban esculturas griegas como una forma de admiración cultural.

Durante la Edad Media, la restauración era realizada principalmente por monjes, artesanos y constructores que intervenían manuscritos, vitrales, frescos y arquitectura religiosa. La idea no era tanto conservar la obra original, sino adaptarla al estilo y necesidades de la época, muchas veces modificándola completamente.

Con el Renacimiento surge un mayor interés por el arte clásico, lo que lleva a una revalorización de las obras antiguas. Se empiezan a restaurar obras maestras, pero con una intención estética más que conservadora: se repintaban, completaban o embellecían según el gusto del momento.

En los siglos XVIII y XIX, a medida que crece el coleccionismo y los museos públicos (como el Louvre en 1793), surge la necesidad de conservar profesionalmente las obras de arte. En esta época se inicia la discusión ética sobre si restaurar o conservar. Filósofos y estudiosos como John Ruskin y Viollet-le-Duc debatían sobre si se debía preservar el estado actual de una obra o devolverle su esplendor original. (EVE Museografía; Segovia, C. L.)

Ya en el siglo XX Se establecen instituciones especializadas en restauración y conservación (como el ICCROM en Roma, fundado por la UNESCO en 1959; agregar que la conservación de documentos, objetos, etc. comenzó posterior a la II Guerra Mundial). Se consolida la ética de la mínima intervención, reversibilidad y documentación, guiando el trabajo de los restauradores modernos. El restaurador ya no es solo un artista, sino también historiador, químico, físico y antropólogo.

Hoy en día el restaurador moderno actúa con rigurosidad científica y sensibilidad cultural. Utiliza tecnologías avanzadas (rayos X, espectrometría, impresiones 3D), pero también respeta las técnicas tradicionales y los valores simbólicos de las obras. El objetivo ya no es solo mantener la integridad física, sino preservar la memoria, el contexto y la espiritualidad de los objetos y estructuras. (Segovia, C. L.).

Incluso se ha llegado a televisar programas sobre restauradores como "Los Restauradores" del canal History Channel. 

Aunque, el restaurador que buscamos no maneja la ultima tecnología, pero, si cumple con los objetivos de un restaurador, los cuales son conservar, restaurar, revivir...


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